Uno de cada seis adultos mayores vivió algún tipo de abuso: IBERO

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De acuerdo con el INEGI, existen 819 casas de reposo en nuestro país, de los cuales el 85% son privadas. // Foto Ibero

Por Redacción

El proceso de envejecimiento de cada persona suele dejarse en el olvido, aun cuando es un proceso natural e inminente. Esto se ve marcado por la creencia cultural de que el adulto mayor no es productivo. Entretanto, el número de adultos mayores en el mundo se está triplicando: en el año 2000 eran 606 millones; para 2050, podrían ser hasta 1,970 millones.

La pirámide poblacional se ha invertido en dos décadas. En México (2020), 10.4% de la población es adulta mayor; es decir, hay 15.4 millones de personas de la tercera edad, misma que se duplicará en treinta años. Así lo explicó la Dra. Guadalupe Chávez Ortiz, directora del Departamento de Ciencias de la Salud de la IBERO Puebla.

Hay factores estructurales que influyen en nuestra visión de la vejez. Por ejemplo, el aumento de la esperanza de vida: para 2030, las mujeres podrán vivir hasta 81 años y los hombres, 78 años. De igual manera, la natalidad ha disminuido considerablemente: actualmente, las parejas tienen uno o dos hijos, cuando en los años 70 se concebían alrededor de seis.

Esto ha modificado las relaciones de familia: en otros tiempos, los adultos mayores se quedaban al resguardo de sus hijos, particularmente de las mujeres, lo cual ha incentivado la población de las casas de retiro. A su vez, la situación conyugal contribuye a la mudanza a los asilos, especialmente cuando la persona adulta mayor queda viuda.

Chávez Ortiz explicó que la presencia de los familiares es vital para el desarrollo de los adultos mayores, pues estos aportan hasta un 61.8% del sostenimiento económico por 27.6% de la pensión de trabajo. Esto contrasta con las condiciones de pobreza en hogares encabezados por un jefe o jefa de familia mayor de 60 años: 58% (2014) vive en estas condiciones.

Residencias en México

De acuerdo con el INEGI, existen 819 casas de reposo en nuestro país, de los cuales el 85% son privadas. “Nuestro país no tiene la estructura para atender asilos en las mejores condiciones. Muchos de los privados tienen costos muy elevados que no todos pueden pagar”, explicó a los participantes del Seminario Permanente de la Cátedra Ignacio Ellacuría, SJ 2020: Vivir entre cuatro paredes: contextos de encierro y derechos humanos.

La Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores menciona el acceso a una vida con calidad; entornos seguros y decorosos; recibir protección por parte de la comunidad; vida libre y sin violencia; respeto a la integridad; protección contra la explotación, y disfrute sin discriminación. No obstante, la realidad es distinta a la promovida por la legislación.

“La vejez se ve como un problema y no como una preocupación a la que todos tendríamos que estar atentos. Hay un empuje de querer quitar a los adultos mayores de la sociedad”: Dra. Guadalupe Chávez.

Uno de cada seis adultos mayores vivió algún tipo de abuso en sus entornos comunitarios; los asilos no están exentos de ello. “Los cuidadores tienen largas jornadas de trabajo, lo cual suma condiciones inadecuadas tanto para el adulto mayor como para quien lo cuida”, comentó Chávez Ortiz.

Muchas de las personas que trabajan en los asilos no tienen la preparación adecuada para el cuidado, trato y establecimiento de límites. Además, la ausencia de un vínculo afectivo, así como la mala remuneración económica y las extensas jornadas laborales llevan a un descuido accidental o deliberado por parte de los responsables.

En los asilos, se pierde el poder de decisión, las relaciones familiares, la privacidad, las responsabilidades y las relaciones sociales satisfactorias. “Los adultos mayores son adultos. En muchas ocasiones se les infantiliza desde el momento en que se decide que vivan en un asilo”. A esto se suman otros factores de riesgo: red familiar diluida, desvinculación social, enfermedades, duelos no resueltos, dependencia económica y ausencia de apoyo social.

Muchos grupos de adultos mayores viven en condiciones específicas de vulnerabilidad. Tal es el caso de las trabajadoras sexuales de la tercera edad, esfera que ha sido sistemáticamente invisibilizada. Para atender a ese sector, se fundó la Casa Hogar Xochiquétzal, albergue en la Ciudad de México que da hospedaje a 40 mujeres de entre 53 y 87 años de edad.

Para Chávez Ortiz, todas las personas deben prepararse para su propia vejez a nivel físico, económico y emocional. Procuren tener redes de apoyo, amigos íntimos que los acompañen en la vejez para no olvidarnos de las cosas bonitas de la vida. De igual manera, concluyó, una manera de prevenir el futuro es aprender a cuidar a los adultos mayores del presente.

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