AIFA: Lo que un documental no pudo ocultar

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La propaganda, una de las tecnologías propias de toda gubernamentalidad autoritaria, no es otra cosa más que un mensaje que no transmite ningún significado: dirigida a un electorado cautivo por sus propias aspiraciones y emociones, a causa de una educación francamente deplorable; el documental que este fin de semana presentó a la opinión pública Epigmenio Ibarra –por supuesto costeado con dinero de los contribuyentes- haría esbozar una ligera sonrisa al mismísimo Joseph Gobbels, pues cumple a la perfección con la cursilería propia de una ficción mesiánica irresoluble: la visión de un solo hombre capaz de enmendarlo todo, de arrebatarle a los corruptos el patrimonio nacional y regresarlo, absolutamente dignificado, al pueblo uniformado para que éste, con su patriotismo inconmensurable, reinstale la gloria de México.

Evidentemente se trata de una apología del discurso oficialista que encubre una intención escalofriante: sólo aquellos que detentan las armas del Estado son capaces de construir un proyecto de Nación. Analicemos un par de escenas:

ESCENA 1

El documental comienza con un acontecimiento ocurrido en 2017 propio de la bravuconería de López Obrador. Desde los terrenos del fallido aeropuerto de Texcoco el eterno candidato reclamaba ante una audiencia cautiva de ingenieros y constructores: “este asunto vamos a arreglarlo (…) detrás de esta obra están los contratos y no todas las empresas contratistas son de ingenieros o de gente dedicada a la construcción (…) Todo es influyentismo, corrupción,y eso no se puede tolerar”.

Al día que transcurre, gracias a los informes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), sabemos que dos terceras partes de los contratos del AIFA se asignaron por invitación restringida mientras que el restante fue producto de adjudicaciones directas que no están exentas de sobrecostos, sobre todo en la construcción de la torre de control, “además de pagos sin comprobación documental y contratos que incumplen requisitos solicitados”; por su parte, las investigaciones de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) han sido aún más detalladas: “un empresario ligado a una compañía fantasma que envió toneladas de leche a Venezuela a través de un presunto testaferro de Nicolás Maduro, obtuvo dos contratos hasta por 184.5 millones de pesos para vender acero”.

¿Hasta dónde esta y tantas otras adjudicaciones pasaron por la aprobación del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas o, en su defecto, lo dueños de la Sedena están actuando de manera autónoma, sin siquiera consultar?

ESCENA 2

Desde luego el documental de Epigmenio no sólo provocó peligrosas sospechas sobre el desempeño de las fuerzas armadas como agencia para la construcción uniformada al servicio del emprendimiento y el bienestar nacional, sino también algunas carcajadas:“el cuerpo de ingenieros creado desde el año de 1827 ha participado en todos los conflictos; participamos en el conflicto con Estados Unidos en 1847 y participamos en la intervención francesa de 2867 (sic)”, aseguraba el Gral. Vallejo.

Confiemos en que sus conocimientos de ingeniería sean muy superiores a los de historia de México, porque de lo contrario: “AIFA, tenemos un problema”.

P.D

La próxima columna le prometo más sobre este éxtasis documental cuatroteísta que revela más de lo que debería: las entrañas del régimen político realmente existente, por decirlo en pocas palabras.

Por Enrique Huerta