El eterno grupo inconforme de Los Vélez Pliego echó andar la maquinaria con una protesta orquestada en redes sociales en contra de aplazar el regreso a clases en la BUAP, establecido el 24 de enero.
Si hay una persona que entiende el peligro del aumento de los casos de Covid-19 con la variante Ómicron, es la rectora Lilia Cedillo, quien ha dedicado 30 años de su vida al ámbito científico.
En el ánimo de contribuir a la información exacta comparto con ustedes el anuncio oficial emitido el viernes pasado:
- El regreso presencial y escalonado se mantiene y solo se pospone su inicio conforme al descenso de los casos de contagio por Covid-19”.
- La Universidad continúa con actividades presenciales en prácticas clínicas, de investigación, de posgrado y administrativas con aforos controlados.
- Las fechas de regreso presencial y escalonado se definirán por los consejos de cada unidad académica, conforme a la planeación académica aprobada, que se podrá consultar en sus páginas oficiales.
- La Comisión Institucional para el Seguimiento y Evaluación para la pandemia por Covid-19, continuará con el estudio de la tasa de contagios, la demanda de servicios médicos en consulta externa y la ocupación hospitalaria por unidad académica y dependencia administrativa, a fin de determinar las acciones a seguir en beneficio de la comunidad universitaria.
Desde el resentimiento por haber perdido abrumadoramente la rectoría, la candidata perdedora Guadalupe Grajales y Porras busca denostar las decisiones responsables, principio fundamental de la preservación de la salud de más de 120 mil estudiantes y al menos 10 mil trabajadores académicos y administrativos.
La ventaja es que la rectora Cedillo no se distrae en quienes mueven los hilos de esta campaña negra, cuyo propósito ¬–sin conseguirlo–es generar una mala imagen a la universidad, que dicho sea de paso había optado por mantener el modelo híbrido (clases presenciales y en línea).
Es comprensible el hartazgo de muchos jóvenes a continuar sus clases desde casa, aunque para otros el estudio vía remota se ha vuelto una rutina, pero ni siquiera la UNAM se atrevió a darle gusto al presidente Andrés Manuel López Obrador cuando en la mañanera del 4 de enero exigió a las universidades reabrir los campus.
La BUAP es referente nacional en muchos campos profesionales y también lo será por su política sanitaria altamente responsable, a pesar de las voces antagónicas que sangran por la herida.
Por Patricia Estrada