Por Javier Garzón
Esta miniserie de 7 episodios tiene como escenario Kentucky, en los años 60, en plena Guerra Fría, la joven Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) es una huérfana con una aptitud prodigiosa para el ajedrez que lucha contra la adicción mientras trata de convertirse en la mejor jugadora del mundo.
Te guste o no el ajedrez vas a amar esta historia, la forma en que Anya Taylor-Joy logra mantenernos atentos en pantalla es con el papel de una mujer que se destaca en un aspecto donde dominan los hombres, pero lo hace sin un discurso feminista revolucionario, sin buscar el reflector.
De forma sencilla plantea situaciones y problemáticas de la época con una historia real, sin detalles del tablero de ajedrez, más bien busca retomar a las piezas de la historia, sus personajes que logran retratar los movimientos en el juego de la vida.
Las miradas, los movimientos y cada decisión de Beth son ese aspecto que te envuelve desde un inicio, aprender a jugar, hasta atravesar por situaciones de la juventud que pueden parecer triviales, pero que la época en la que se desarrolla funcionaba de forma diferente que no se lleva a las últimas consecuencias.
Todo lo que se ve es hermoso, la producción hace un trabajo excepcional para ubicarnos en los años 60’s, desde las piezas de ajedrez, el vestuario, los elementos que conformaron esa década, lo único falso es la peluca pelirroja que usa la actriz.
Dale la oportunidad a esta historia para enamorarte del personaje de Anya Taylor-Joy y la forma en que nos transportan a otros años donde las mujeres luchaban de diferente forma pero también enfrentaban situaciones que hoy se siguen enfrentando.
