Con Valor y Con Verdad | EL Síndrome de Estocolmo por la Vacuna

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Barbosa Huerta instruyó al secretario de Salud que se soliciten las dosis necesarias para la inoculación de trabajadores. // Foto Internet

Por Gustavo Rentería

El secuestro es un delito contra la libertad. Consiste en privar ilícitamente del libre tránsito a una persona, normalmente durante un tiempo determinado, con el objetivo de obtener un rescate económico o el cumplimiento de otras exigencias.

Los secuestradores son unos criminales que quieren obtener dinero, o bien, un motín, a cambio de liberar o dejar con vida a los plagiados.

El rapto casi siempre se da después de estudiar los movimientos de la víctima para así lograr con mayor éxito la empresa delictiva. Mucho ya sabemos los latinoamericanos, y en particular los mexicanos, sobre este crimen maldito. Que si auto-secuestro, que secuestro exprés o las penas que establecen las legislaciones vigentes.

Pero ¿Qué sabemos del Síndrome de Estocolmo? Es una reacción psicológica en que la víctima de un plagio desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con los secuestradores.

¿Cómo es posible que una víctima, casi siempre maltratada, separada de sus seres queridos, y sabedora que le harán daño a su patrimonio o inclusive que perderá la vida, puede empezar a querer a sus captores?

Explican los psicólogos que después de algunas horas, cree la víctima que no son tan malos los plagiarios: no me han matado aún, me dan de comer, los que me tienen encerrados lo hacen por necesidad, los malos son los autores intelectuales……

Hay estudios muy sólidos, publicados en revistas científicas, que hablan del Síndrome de Estocolmo Doméstico, también llamado síndrome de la mujer maltratada o del niño maltratado, donde el oprimido, cree que no es tan malo el golpeador, porque le da techo, comida y hasta espacios para ver el televisor.

Con la pandemia provocada por el Covid-19, millones de seres humanos en todo el mundo, atendiendo los protocolos sanitarios de las autoridades, y por medio a morir, se encerraron en sus casas para evitar el contagio. A lo largo de los meses murieron centenas de miles de personas y decenas de conocidos se enfermaron. La pasamos muy mal miles de millones de habitantes en la Tierra.

Pasamos del miedo, al odio a nuestros gobiernos -sin importar su actuación e ideología. Algunos piensan que ser gobernado por Angela Merkel (Alemania), Sebastián Piñera (Chile) o Reuven Rivlin (Israel) les hizo pasar un confinamiento más suave. Falso. En esos países también hubo fallecidos, dolor, empresas quebradas, despidos, se agotaron los ahorros y hay desempleo.

Todo esto viene al caso, porque con la llegada de la vacuna, se está presentado un Síndrome de Estocolmo con nuestros gobernantes.

Aunque ustedes no lo crean, hoy algunos aplauden a Bolsonaro (Brasil) porque ya inició la vacunación masiva; de igual manera a Daniel Ortega (Nicaragua), Rodrigo Duterte (Filipinas) o el dictador de Bielorrusia (Aleksander Lukashenko). México no es la excepción.

Aquí se está esfumando el “detente enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo” como dijo Andrés Manuel López Obrador ese trágico 19 de marzo. Quedó atrás que no usaban cubrebocas, que no aceptaba el gel antibacterial y que no detuvo sus giras. También que negaba la gravedad y que el zar anti covid se fue a la playa, y aún con carga viral, el doctor López Gatell, paseaba sin máscara en las calles de la Ciudad de México.

Esta tesis del Síndrome de Estocolmo por la Vacuna ya la expuse ampliamente en una conferencia a distancia, para los estudiantes de la Universidades Iberoamericana (UIA), que se preparan para alcanzar la Licenciatura en Negocios Internacionales. Recibí muchas preguntas, y se armó una buena polémica. De igual manera en algunos espacios de radio, como el que dirige el colega Federico Lamont en ABC Radio, que provocaron algunas reacciones en la red social Twitter.

El Síndrome de Estocolmo por la Vacuna acerca al votante a su gobernante, porque a pesar del año y medio de perros que pasamos, ahora hay felicidad, alegría, entusiasmo, esperanza y vida porque ya vacunaron a nuestros viejos, y de manera gratuita.

Ya vio usted a los peores críticos del gobierno posteando fotografías y en medio de las lágrimas de felicidad, dando las gracias. Hasta dicen que la organización y la espera, no estuvo nada mal.

Ya nos tocará a nosotros, y conocemos de muchos casos de mexicanos con posibilidades económicas que han viajado a Estados Unidos para inocularse. Las vacunas ya están aquí, y poco a poco saldremos de esta.

Sí el Síndrome de Estocolmo por la Vacuna es un fenómeno que puede reflejarse en las urnas, porque hace apenas unos meses se hablaba de el voto de castigo contra la 4T. ¿Ahora podría darse el voto del agradecimiento?

Discutamos sobre los efectos del Síndrome de Estocolmo por la Vacuna, y juntos vamos dándole una explicación a los resultados del 6 de junio próximo.

*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
www.GustavoRenteria.mx