El ‘Dr. Muerte’ y la falta de dignidad de la vida pública

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Las aspiraciones políticas de Hugo López-Gatell, tristemente bautizado en redes sociales como ‘Dr. Muerte’, no solamente exhiben una fisura en el control de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México; de otro modo, ¿por qué García Harfuch –claudista a toda prueba–, cuestionadísimo por sus implicaciones en el caso Ayotzinapa y su cercanía con García Luna, tendría que competir con un científico rebajado a merolico de la transformación? La razón es simple: Claudia efectivamente posee el bastón, pero todavía sin el mando.

Y, sin embargo, la precandidatura del controvertido epidemiólogo resulta ser el síntoma de un problema mayor: la falta de dignidad de la vida pública. Recordemos la talla del personaje, descrita hace mucho, en mi columna “La sonrisa de Gatell”, publicada el 21 de octubre de 2020:

«Primer Acto – “El ilustrísimo doctor”. Desde los primeros minutos de la pandemia, deslumbrado por los reflectores, Gatell no se resistió a su propia catarsis; de la noche a la mañana un burócrata de medio pelo había conseguido notoriedad nacional, ayudado de su facha de “buen hombre” descubrió las delicias del trending topic, su gran oportunidad finalmente había llegado, fue entonces cuando realizó el único calculo exitoso del que se tenga constancia: decidió sepultar sus cartas credenciales a cambio del respaldo presidencial, lo hizo a costa de la ciencia, de la salud de los mexicanos, y de lo que fuera. El Dr. Jekyll abrió paso a Mr. Hyde en los pasillos de Palacio Nacional».

«Segundo Acto – “Aplanando la Curva”. Sin embargo para ser parte del primer círculo de la secta de Palacio no sólo se requiere de “lealtad ciega”, también de un talento muy particular capaz de ejecutar maromas cada vez más asombrosas: “la influenza es 10 veces más virulenta que el coronavirus” (28 de enero); “imagínese usted que le hiciéramos pruebas a cada uno de las 120 mil personas que llegan al país por los aeropuertos de México” (2 de marzo); “la fuerza del presidente es moral, no es fuerza de contagio” (16 de marzo); “los cubrebocas dan una falsa sensación de seguridad” (3 de abril); “la epidemia es cada vez más lenta, lo que significa que hemos aplanado la curva” (5 de mayo); “en un escenario muy catastrófico se podría llegar a 60 mil defunciones” (4 de junio). Frase que nos lleva a nuestro última escena».

«Tercer Acto – “Dr. Muerte”. La ocurrencia al menor costo ha sido el alma de la estrategia: “Susana distancia”; “Quédate en casa”; “Modelo Centinela”; “Nueva normalidad”; “Municipios de la esperanza” –y próximamente, con ocho entidades con rebrotes de Covid-19, el “Semáforo Epidemiológico”– son estrategias que enmarcan un desastre de 100 mil muertos al día de hoy –si sumamos las defunciones sintomáticas sospechosas– y un millón de contagios acumulados para engalanar los festejos del 110 aniversario de la Revolución Mexicana».

Y 800 mil muertos después la pregunta ya no es ¿Cómo se llamó la obra?; sino ¿Cuándo caerá el telón? Y eso está a punto de suceder, pues la escena final de esta tragedia en tres actos ocurrirá el próximo sexenio con el juicio o con el fuero del inefable señor Gatell. A usted, por cierto, ¿qué rumbo le gustaría que tomara la historia?

Por Enrique Huerta