El proceso interno de la oposición va caminando. A pesar de los lamentos del PRD, una fuerza política que no tiene razón de ser en los tiempos de la 4T, el Frente Amplio por México ha encontrado civilidad al por mayor en los actores involucrados en su contienda. Nadie podría negar que la postura de Enrique de la Madrid –al enterarse de que estaba fuera de la carrera por la sucesión presidencial– correspondió a la de un verdadero demócrata que sabe reconocer la superioridad de sus compañeros de trinchera.
Desafortunadamente no podríamos decir lo mismo en Morena. Marcelo Ebrard sacudió las redes y los círculos políticos del más alto nivel la tarde de este miércoles al convertirse en el agorero de la catástrofe:
«Permitan que la ciudadanía libremente elija, porque sino va a ser un desastre para Morena. Suspendan inmediatamente lo que están haciendo, porque sí lo están haciendo (…) Firmamos que no iba a pasar nada de lo que está pasando hoy. Estamos en foco rojo. Tienen que acatar la voluntad de la gente, sean leales a nuestro movimiento, todas y todos, y también a Claudia Sheinbaum se lo digo. ¿Qué necesidad? ¿Qué caso tiene comprometer todo aquello por lo que hemos luchado?».
¿Estamos frente a la denuncia pública de alguien que finalmente se ha percatado que está fuera de la contienda presidencial de Morena? ¿En verdad Marcelo juntó el coraje –y de paso encontró su dignidad extraviada– para denunciar que hay una clara intervención de Estado a favor de Sheinbaum?
En mi columna titulada “Reglas claras, amistades no tan largas”, publicada hace un par de meses, con toda franqueza le comentaba a usted lo que sigue:
«¿De qué le sirve tener el respaldo de Pío López Obrador o incluso de Pepe Mujica si no es capaz de lograr una alianza competitiva con los caciques de la Unión? Si para finales de julio próximo me siguen sobrando los dedos de las manos si cuento a los gobernadores que simpatizan con la causa de Marcelo, el ex canciller tendrá que postergar sus sueños para el próximo sexenio, dado el caso de que permanezca en las filas de Morena».
Corre la segunda quincena del mes de agosto, estamos “al cuarto para las doce” de que Morena destape a su corcholata favorita, y nunca hubo un respaldo decidido por parte de los gobernadores de la transformación al proyecto político del carnal Marcelo. Sin embargo, la única esperanza del ex canciller descansa en un huipil ubicado en “el lado incorrecto de la Historia”.
Según la inmensa mayoría de las encuestas Ebrard resulta mucho más competitivo frente Xóchitl Gálvez que Claudia Sheinbaum, curioso personaje –de carisma inexistente– que a pesar del respaldo de Andrés Manuel la oposición la hará ver su suerte. No obstante, incluso bajo ese escenario extremo, AMLO preferirá decidirse por su propia sangre antes que por el pobre Marcelo. Será cuestión de tiempo la ruptura interna de Morena.
Por Enrique Huerta