El retrato de un sexenio

84

Estoy convencida, inclusive, que algunos de nuestros adversarios cuando usen el AIFA lo disfrutarán, aunque sea en silencio”.
Claudia Sheinbaum

Instalada en el discurso presidencial, heredera natural del proyecto de gobierno de la 4ta Transformación, en el marco de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), en un par de líneas la jefa de gobierno de la Ciudad de México dibujó el retrato de un sexenio como ninguno de los adversarios de López Obrador se hubieran atrevido a hacerlo: la obra insignia del gobierno es para los adversarios del régimen; no para el pueblo bueno y humilde que viaja en un Metro olvidado por la negligencia de los gobiernos anteriores –de izquierda–, o por unidades de transporte “chatarrizadas” por la corrupción expresada en la forma de concesiones como pago de prebendas y favores; y efectivamente: el AIFA no es para los pobres, sino para el 30 por ciento de la población –según el INEGI- que viaja en avión, para la clase media “aspiracionista” y para los fifís que pueden llegar “en helicóptero desde sus departamentos de Polanco”, o en la Suburban con tanque lleno gracias a los subsidios que la SHCP ha implementado para el beneplácito de los que más tienen.

“Fuera máscaras”, como dicen desde el púlpito de Palacio. ¿Desde cuándo los aplausos de la burguesía nacional, que acudió gozosa a la inauguración del AIFA, son una buena señal para una clase trabajadora que está pagando 18.1 por ciento más caro el kilo de la tortilla con respecto a febrero del año pasado?

Desde luego esa terrible inflación interanual en el precio del maíz no ha beneficiado a doña Carmen, la vendedora de tlayudas –estilo Toluca- que se coló al AIFA, y a las primeras planas de los periódicos de la vida nacional, gracias a su sentido de oportunidad: quizá nuestra hábil comerciante que atendía eficazmente a su clientela mientras daba una cátedra de derechos al personal de la guardia nacional que intentó retirarla, haya sido la única persona en situación de precariedad económica hasta el momento verdaderamente beneficiada por de la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

Sheinbaum tenía razón: el AIFA representa “el corazón de la 4T”. No precisamente por los puestos de antojitos mexicanos que pronto invadirán el fast food o por la sospechosa autonomía con el que contó la SEDENA en los contratos con adjudicación directa; sino porque pone a las claras para quién trabaja el gobierno.

Por Enrique Huerta