A través del tiempo y de mis experiencias personales, me he dado cuenta que todos los seres humanos, sin importar de que país seamos, tenemos los mismos problemas amorosos. Y es muy probable, si tienes pareja, te preguntes ¿él o ella es el amor de mi vida? Y la respuesta a esta pregunta siempre será un no. ¿Por qué? Bueno, explico la idea.
Hemos crecido con la falsa creencia de empoderar a un “extraño” o “extraña” pensando que esa persona es el amor de nuestra vida, que si nos casamos con esa persona vamos a ser felices por la eternidad. Y esta es la idea más errónea, que se complementa y refugia en las letras de canciones amorosas, versos, poesía, etc., en donde no se puede vivir feliz si no es teniendo a la otra persona. Así pues la dependencia surge basándose en el miedo a perder a la persona objeto del apego. Y es que bajo los influjos de ese enamoramiento no nos hemos dado cuenta que estamos muy equivocados.
Walter Riso, psicólogo, conferencista y escritor; nos habla en sus diferentes libros del apego y qué es el amor. Uno de los conceptos que maneja es que el amor es libre, significa libertad de elegir a una persona completa que comparte su tiempo con otra persona completa. “hay que ser uno aunque seamos dos”. La mejor manera de amar es hacerlo sin perder nuestra propia identidad. Amar sin apego, sin toxicidad, amar sin miedos. Otra manera de ver que es amar sería así como lo expresaba el filósofo Espinoza “el amor es la alegría de que el otro exista”.
Luego entonces, ¿existe el amor de nuestra vida?.
La respuesta es sí, el amor de tu vida lo ves enfrente de un espejo todos los días, el amor de tu vida eres tú.
Después de esta afirmación deberíamos estar saltando de alegría, pero dudo lo estén haciendo. Y es que afirmar que uno mismo es el amor de nuestra vida podría sonar muy narcisista, pero créanme no lo es. No confundamos el amor a uno mismo con egocentrismo. El amor más correcto y pleno que podemos tener es el amor a uno mismo. Porque todo comienza con uno mismo.
Meister Eckhart sintetizó magníficamente el concepto de amor a sí mismo. “Si te amas a ti mismo, amas a todos los demás como a ti mismo. Mientras ames a otra persona menos que a ti mismo, no lograrás realmente amarte, pero si amas a todos por igual, incluyéndote a ti, los amarás como una sola persona y esa persona es a la vez Dios y el hombre. Así, pues, es una persona grande y virtuosa la que amándose a sí misma, ama igualmente a todos los demás”.
Sabiendo esto ¿Qué nos queda hacer? La respuesta es obvia, comienza a amarte a ti mismo. Elige lo mejor para ti, porque amarse es procurarse lo mejor, cuídate, consiéntete, mímate, reconócete, acéptate y abrázate todos los días.
Puedes comenzar subiendo tu autoestima, aceptando tus errores, nunca negarlos porque podría ser peor. Aceptar que te puedes equivocar, que no eres perfecto. Porque esa imperfección te hace aprender y crecer, te hace esforzarte a ser mejor cada día.
Segundo reconoce tus éxitos, prémiate y calla a esa voz interna que nos suele sabotear con frases como “no puedo”, “no le gusto”, “no soy bueno para esto”, “soy demasiado joven o demasiado viejo para comenzar este proyecto” etcétera. Cuando surjan estos pensamientos negativos cállalos con un determinante ¡Alto! O Stop!.
Tercero cambia esos pensamientos negativos por pensamientos positivos. ¡Si puedo, trabajo todos los días en mi proyecto porque creo en mí! ¡Me lo merezco, soy genial! ¡Soy muy feliz! Etcétera.
Conforme comienzas a cambiar tu dialogo interior, todo empieza a funcionar, te sentirás mejor, tu auto estima subirá y te respetarás más, serás más atractiva o atractivo y podrás disfrutar mejor de una verdadera relación de pareja, en donde al conocerte mejor, podrás lograr ese amor con el que siempre has soñado y viceversa. Tus relaciones serán más plenas, seguras y satisfactorias. Podrás lograr un amor en pareja a la medida, con libertad, asertividad y sin miedos, siempre basado en el amor verdadero.
Recuerda que todo comienza por uno mismo, comienza a amarte con libertad, Aquí y Ahora.
