Extorsión e impunidad frente al Mercado Hidalgo

87

Por Patricia Estrada

El cobro de piso tiene molestos y asustados a los choferes del transporte público que circulan frente al mercado Hidalgo. Un grupo de 5 tipos que dice pertenecer a esa organización les cobran 10 pesos al día a cambio de “protección”.

La cuota inicial fue de 5 pesos pero ahora es el doble, me comparte un chofer que logró grabar el momento en que uno de los extorsionadores recibe la mochada de forma exprés.

El tipo que extiende la mano para recibir diez monedas de peso -sin mediar palabra con el conductor- utiliza gorra negra, una playera roja, carga una mochila negra y una sudadera del mismo color amarrada a la cintura. En el carril contrario se alcanza a observar una patrulla que circula segundos después de consumado el delito.

Por miedo o colusión, la policía no se atreve a tocar a esta célula que gana hasta ¡3 mil pesos al día! porque un mínimo de 10 rutas cruzan el mercado Hidalgo, bastión de la 28 de octubre. Verdad o mentira pero este cobro -según dicen- es “un apoyo para sanitizar sus locales y la compra de pipas de agua”, aunque también hay choferes que saben que es una manera de evitar los asaltos a mano armada.

Camiones como Blancos Resurrección, Villa Frontera, Morados, 64, 38, 65, M8, Amarillos de Finsa, Amarillos de Tlaxcala y Ruta 27 tienen que pagar la cuota impuesta. En el caso de la Ruta 61, los choferes han decidido ya no circular frente al mercado por temor a las golpizas, después de que uno de ellos resultó herido.

“Me ha tocado ver como los bajan del camión y les pegan, tienen radios en la mano para comunicarse, así es como llegan los demás al sitio”, me explicó mi fuente consultada.

¿Por qué si la autoridad conoce que los choferes del transporte público están a merced de estos golpeadores no se atreven a tocarlos? ¿Hay pacto de impunidad, ellos cobran y reparten la cuota? ¿A caso los ciudadanos que trabajan honradamente tienen que soportar la extorsión como salvamento de su integridad física?

El cobro de piso es una práctica del crimen organizado que se ha extendido rápidamente en el país, lo mismo en el transporte de carretera que en los pequeños comercios del centro de la Ciudad de México o en las tortillerías de Celaya, Guanajuato donde negarse puede costarle la vida a cualquiera.

Es urgente frenar las extorsiones en Puebla. Si el gobierno sabe quiénes son, entonces qué esperan para detenerlos y encerrarlos.