Huipil valiente

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“Yo soy creyente, y soy una gran creyente, pero yo como política no tengo derecho a imponer mi moral sobre la moral de los demás, yo no tengo derecho a juzgar a ninguna mujer; yo tengo la obligación de crear libertades”.
Xóchitl Gálvez

En Puebla, donde la derecha ha extendido sus huestes, Xóchitl Gálvez ha decidido sacudir al panismo retrógrada para situarlo en pleno siglo XXI. La relevancia del mensaje no sólo está en su contenido sino en el propio contexto: se produjo a unas calles del Congreso del Estado, una cámara donde la mayoría de sus integrantes “se dicen de izquierda” pero al parecer, también están “consagrados al Santo Niño de Atocha”; su excesivo catolicismo ha mermado su laicismo, manteniendo a la LXI Legislatura en desacato con respecto al mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la despenalización del aborto.

Desde luego la declaración no provocó ninguna protesta por parte de “la sociedad de las buenas conciencias” que acudieron a sacarse la foto, a hacer “la Xochiseñal” con una sonrisa en el rostro para montarse al trending topic del momento. Realmente no es de extrañarse: la crisis del PAN viene de lejos, de los tiempos de Carlos Castillo Peraza y de “la oposición leal” donde el blanquiazul demostró que sabe cómo colocar su pragmatismo por encima de sus principios.

Tampoco los juzguemos, ¿Cómo negarse al llamado de Xóchitl? El único perfil verdaderamente competitivo del Bloque Conservador frente a la maquinaria electoral de la Cuarta Transformación. Lo que veremos en los próximos días en el Frente Amplio por México será mero trámite para Gálvez. Y es que está visto que la fábula de “la libere y la tortuga” se ha convertido en una triste realidad para Morena: al día de hoy Adán Augusto sigue siendo “el plan B” de López Obrador, la disciplina del carnal Marcelo está en duda, mientras que existe un abismo de conectividad afectiva entre la señora Sheinbaum y “la señora X”. En los dos extremos tenemos excesos, de incertidumbre y de zozobra respectivamente.

La pregunta final es todo un alegato al proselitismo del tiempo presente. Si el PRIAN efectivamente “está moralmente derrotado”, como todos los días del sexenio se ha afirmado desde Palacio Nacional, ¿porqué están tomando las precauciones de atizar, con la sombra de Salinas de Gortari, una campaña “de mala entraña” que desde el altercado en el Mercado de Artesanías de Oaxaca involucró directamente la seguridad de Xóchitl Gálvez? ¿Acaso se le olvidó al Gobierno de la República que, durante los últimos comicios federales de 2021, se documentaron 36 asesinatos a aspirantes y candidatos junto con mil 066 agresiones a políticos en el marco de sus aspiraciones electorales?

“Haiga sido como haiga sido”, hoy Xóchitl Gálvez posee un símbolo poderoso: “un huipil valiente” que pone en duda la hegemonía de Regeneración Nacional que, desde su triunfo electoral en el Estado de México, creía que “las podía todas”.

Por Enrique Huerta