La sonrisa de Gatell

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Por Enrique Huerta

Con razón Giorgio Agamben, en un célebre texto titulado Medios sin fin (1996), señalaba: “en el gesto lo que se comunica a los hombres es la esfera no de un fin en sí, sino de una medialidad pura y sin fin (…) la política es la esfera de los puros medios; es decir de la gestualidad absoluta e integral de los hombres”. La absurda sonrisa mostrada por el señor López Gatell, en presencia del presidente López Obrador, a la mañana siguiente de su accidentada comparencia en el Senado de la República, no sólo representa una escena sino que retrata de cuerpo completo una trama de tres actos como funcionario responsable del manejo epidemiológico a lo largo de casi ocho meses de emergencia sanitaria en México:

Primer Acto – “El ilustrísimo doctor”. Desde los primeros minutos de la pandemia, deslumbrado por los reflectores, Gatell no se resistió a su propia catarsis; de la noche a la mañana un burócrata de medio pelo había conseguido notoriedad nacional, ayudado de su facha de “buen hombre” descubrió las delicias del trending topic, su gran oportunidad finalmente había llegado, fue entonces cuando realizó el único calculo exitoso del que se tenga constancia: decidió sepultar sus cartas credenciales a cambio del respaldo presidencial, lo hizo a costa de la ciencia, de la salud de los mexicanos, y de lo que fuera. El Dr. Jekyll abrió paso a Mr. Hyde en los pasillos de Palacio Nacional.

Segundo Acto – “Aplanando la Curva”. Sin embargo para ser parte del primer círculo de la secta de Palacio no sólo se requiere de “lealtad ciega”, también de un talento muy particular capaz de ejecutar maromas cada vez más asombrosas: “la influenza es diez veces más virulenta que el coronavirus” (28 de enero); “imagínese usted que le hiciéramos pruebas a cada uno de las 120 mil personas que llegan al país por los aeropuertos de México” (2 de marzo); “la fuerza del presidente es moral, no es fuerza de contagio” (16 de marzo); “los cubrebocas dan una falsa sensación de seguridad” (3 de abril); “la epidemia es cada vez más lenta, lo que significa que hemos aplanado la curva” (5 de mayo); “en un escenario muy catastrófico se podría llegar a 60 mil defunciones” (4 de junio). Frase que nos lleva a nuestro última escena.
Tercer Acto – “Dr. Muerte”. La ocurrencia al menor costo ha sido el alma de la estrategia: “Susana distancia”; “Quédate en casa”; “Modelo Centinela”; “Nueva normalidad”; “Municipios de la esperanza” -y próximamente, con ocho entidades con rebrotes de Covid-19, el “Semáforo epidemiológico”- son estrategias que enmarcan un desastre de 100 mil muertos al día de hoy -si sumamos las defunciones sintomáticas sospechosas- y un millón de contagios acumulados para engalanar los festejos del 110 aniversario de la Revolución Mexicana.

La pregunta claramente ya no es: ¿cómo se llamó la obra?; sino ¿cuándo caerá el telón?