Lalo Rivera, la segunda es la vencida

52

Por Patricia Estrada

De perseguido político a presidente municipal por segunda vez, con el antecedente de una derrota electoral en 2018, de la cual -dijo- Eduardo Rivera Pérez ya ni quiere acordarse.

Atrás quedó su primer gobierno tratando de sobrevivir a los manotazos de Rafael Moreno Valle y su estilo autoritario. Hoy el gobernador Miguel Barbosa ofreció a Lalo Rivera que no será un obstáculo en su administración. Una buena señal, al menos para el comienzo.

El guiño entre ambos políticos de intereses opuestos es revelador pero debido a que la ciudad de Puebla quedó en un serio estancamiento, se necesitan uno al otro para sacarla del bache y colocarla en ruta de crecimiento, legalidad y orden.

La política es entendimiento, diálogo, acuerdos y resultados. El alcalde y el gobernador comprenden que la alianza entre gobiernos de oposición puede transitar cuando hay objetivos en común; cada quien ejerciendo sus responsabilidades y asumiendo las consecuencias de sus decisiones.

Lalo Rivera tiene la gran oportunidad de consolidar su carrera política como servidor público; demostrar que también aprendió de sus propios errores del pasado debido a que la amistad en el gobierno se paga con buen desempeño, no con ineficiencias.

Ahora Eduardo busca proyectarse con mayor autoridad, determinación y como él expresó, sin encubrimientos ni aceptando comportamientos antiéticos de su equipo de trabajo. Ya veremos si cumple o no -a rajatabla- con ese compromiso público porque vendrán pruebas de fuego y por su bien, tendrá que apagarlas a tiempo para que no le quemen su nombre y al gobierno.

Sobra decir que como en ningún otro momento, los actores políticos, económicos y sociales de Puebla ansiaban el cambio de gobierno. Ven en Eduardo Rivera a un político maduro y a un claro contendiente de la carrera por la gubernatura de Puebla (por supuesto, cuando los tiempos así lo establezcan).

Te puede interesar: Claudia Rivera ¡vaya que hizo historia!

Por ahora los poblanos solo quieren ver “corregido el rumbo” tal como prometió en campaña. Algo inevitable era empezar por camellones, parques y jardines que fueron dolosamente descuidados.

Sin embargo vendrán las acciones de fondo del nuevo alcalde: Arrebatarle a las mafias el dominio de la inseguridad pública (como dijo Barbosa), recuperar el control del Centro reduciendo los puestos ambulantes y el desmantelamiento de la corrupción dentro del Ayuntamiento con sus respectivas denuncias.

Eduardo inicia su gestión con un alto bono democrático y peticiones en redes sociales de que no defraude la confianza ciudadana, así que de él depende hacerle justicia a la ciudad.