Lorena Cuéllar desactiva bomba

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Cuando los particulares demandan a los gobiernos, el resultado puede ser desastroso para las finanzas públicas. Algo similar estuvo a punto de suceder en Tlaxcala si no hubiera sido por la intervención urgente de la gobernadora Lorena Cuéllar.

Una de las herencias malditas del ex gobernador priista Marco Mena, fueron 670 millones de pesos que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó al gobierno de Tlaxcala pagar a un privado.

La gobernadora sabía que esa cantidad de dinero provocaría un boquete financiero a su recién estrenada administración y comprometería los programas de los primeros 100 días, así que logró negociar que 250 millones de pesos fueran destinados a la construcción de la primera Central de Abasto de Tlaxcala.

El proyecto de la central abarca 14.5 hectáreas de superficie y en seis años se prevé consolidar como uno de los bastiones económicos de la entidad, cuyo crecimiento en inversión ha arrojado buenos números. Recientemente, el grupo WalMart anunció 3 mil 329 millones de pesos en la operación de un nuevo centro de distribución con impacto en mil 290 nuevos empleos.

Sin embargo, el gobierno de Mena dejó varios pendientes financieros que corresponde auditar al Órgano de Fiscalización, tal como la compra de equipo médico “fantasma” con un presupuesto asignado de 200 millones de pesos que solo aparecieron en los libros blancos que entregó a su sucesora.

Mena afirmó en la última gira del presidente Andrés Manuel López Obrador a la entidad, que los recursos en infraestructura carretera, salud y programas sociales fueron invertidos a cabalidad; sin embargo, en la administración de Morena han surgido dudas al ir revisando número por número.

Afortunadamente Lorena Cuéllar ha reaccionado más rápido que algunos políticos que llevan más tiempo gobernando y gastando a manos llenas.

Ella sabe que solo tiene seis años para hacer la diferencia porque su meta es trascender como la mejor gobernadora en su estado natal.

Y cómo no serlo, si la sangre llama: Nieta de Joaquín Cisneros Molina, ex gobernador de Tlaxcala (una de manera interina y otra constitucional), hija de Crisanto Cuéllar Abarca (gobernador interino), bisnieta de Crisanto Cuéllar Angulo (diputado local) y sobrina de Joaquín Cisneros Fernández, presidente municipal de Tlaxcala.

Es una mujer que goza de la simpatía del presidente Andrés Manuel López Obrador, por lo que en función de recursos públicos federales podría tener mejor oportunidad que otros mandatarios para conseguir su aval en obras locales. No obstante, Lorena Cuellar mantendrá como prioridad el presupuesto en los programas sociales, debido a su convicción magisterial de apoyar el aprendizaje de los niños con discapacidad.

Hablando de casas, la gobernadora no renunció a su derecho de habitar Casa Tlaxcala, un inmueble con varios jardines que siempre resulta interesante conocer para quienes por fuera solo conocen su fachada de piedra. Por instrucciones de la mandataria, está permitido el ingreso al público en ciertos días y horarios para que puedan disfrutar de la estancia y al mismo tiempo sus instalaciones sean utilizadas para realizar audiencias públicas.

Por Patricia Estrada