Los Periodistas

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En la corta historia de los Congresos mexicanos: desde la LVII Legislatura (1997-2000) que marcó la antesala de los gobiernos de la alternancia, hasta la LXV Legislatura (2021-2024) donde transcurren las vertiginosas escenas de la 4ta Transformación; las protestas al interior de las cámaras han sido, en su inmensa mayoría, protagonizadas por partidos opositores al Ejecutivo en turno. Independientemente de las configuraciones partidistas que han ostentado la mayoría, en todo buen presidencialismo diputados y senadores no deja de estar predispuestos a los humores del Jefe de Estado.

Bastaría con recordar la sorpresiva manta que colocó a nivel de la tribuna de San Lázaro el histriónico Fernández Noroña a principios de febrero de 2011 con la leyenda: “¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto? ¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir el país?”, señalando al entonces presidente Felipe Calderón; para corroborar que el biombo de “La Mansión del Bienestar”que este martes montaron Xóchitl Gálvez y compañía en el Senado de la República, ante la mirada atónita de Olga Sánchez Cordero, no fue más que un espectáculo propio de la pasarela de indagaciones pasajeras de la clase política nacional.

Definitivamente habría que hacerle algún día justicia al Congreso y narrar a detalle la historia de las estridencias que ahí han tomado sitio: honores a la bandera –cada vez más frecuentes- con escolta militar a casi un siglo del triunfo del civilismo posrevolucionario; asalto a la tribuna de San Lázaro por campesinos a caballo liderados por el entonces líder barzonista -hoy prominente militante de Morena- Alfonso Ramírez Cuellar en diciembre de 2002; irrupción en febrero de 2009 del llamado Comité Cívico Nacional para la Revocación de Mandato de Felipe Calderón que incluyó el desnudo de cinco mujeres a las puertas del pleno; sin pasar por alto un día de diciembre de 2011 donde azafatas de la extinta Mexicana de Aviación, gracias al petista –hoy renegado izquierdista- Mario di Constanzo,hicieron de San Lázaro una versión exprés de La Lagunilla al vender 200 calendarios entre los diputados más calenturientos para ayudar a la causa de la línea aérea que por entonces llevaba 16 meses fuera de operaciones.

Y sin embrago lo que ocurrió este martes se inscribe en cursivas en la historia de las protestas del Congreso mexicano. Mientras la bancada de Morena en el Senado, horas después de haber publicado un patético panfleto que a la letra dice: “el presidente encarna a la Nación, a la patria y al pueblo”; los periodistas desmontaron las cámaras e ignoraron el acto que coronaba a Andrés Manuel como el Luis XIV que Macuspana estaba esperando. Prácticamente de manera paralela, también mientras Morena ejercía el uso de la palabra en San Lázaro, los compañeros de la fuente dieron la espalda a la tribuna para cubrir su propia protesta con consignas que exigían libertad y seguridad para los profesionales de la información desde“el cuarto de máquinas” de la Constitución.

Hace tan sólo unos días, en mi columna de Diario ContraRéplica del pasado 27 de enero, le comentaba: “la oposición en México está en los márgenes, y ningún régimen sobrevive por mucho tiempo cuando la indignación es tan grande”. Y efectivamente, nota periodística mata caricatura populista.

Por Enrique Huerta