El mapachismo no se crea ni se destruye, solamente cambia de color y de partido. Recientemente el PRI denunció una serie de prácticas electorales que no sólo son ilícitas, sino claramente dolosas, destinadas a inflar el listado nominal en el Estado de México a favor de Morena y, en consecuencia, de su candidata Delfina Gómez.
En términos simples sucede que, en los últimos cinco meses, se gestionaron ante el INE cerca de 73 mil 400 cambios de domicilio. Toda una migración inmobiliaria proveniente de la Ciudad de México en un 52 por ciento; mientras que el restante 48 por ciento se reparte entre ciudadanos originarios de Hidalgo, Puebla y Veracruz. La sospecha se incrementó porque la mayoría de los nuevos registros no están distribuidos desordenadamente en la entidad, sino que tienen un patrón perfectamente identificable en 260 secciones electorales.
Según el diagnóstico del PRI, en la voz de su dirigente estatal, Eric Sevilla:
«En la sección 1054 de Chalco se registraron mil 200 cambios de domicilio, el 80 por ciento de ellos ciudadanos procedentes de la Ciudad de México, mientras que en la sección 1052, del mismo municipio, se registraron otras mil 126 altas».
Chalco, el gran bastión de la 4T en el Edomex, claramente no se construyó gracias a los apoyitos bienestar. La pregunta del millón es simple: ¿por qué la maestra Delfina necesita de este “colchoncito” electoral cuando va ganando en todas las encuestas? Porque a pesar de la ventaja de 7 puntos que le otorga Massive Caller, e incluso 12 según el acostumbrado astigmatismo de Mitofsky; el día de la elección Morena y sus aliados enfrentarán una desventaja estructural en 78 de 125 municipios controlados por la misma alianza que soporta a la candidata del PRIAN, Alejandra del Moral.
Bajo esos números, a 58 días de la elección del próximo 4 de junio, ¿podemos declarar que el histórico bastión priista será irremediablemente morenista? Sólo desde el análisis más atrevido e irresponsable podríamos decir semejante cosa.
La campaña entre Delfina Gómez y Alejandra del Moral arrancó en empate técnico que se ha sostenido a lo largo de los últimos meses, las fichas metodológicas de las casas encuestadoras o son muy limitadas, o deliberadamente omiten la medición de sectores económicos decisivos; quién se dedique al lucrativo negocio de las encuestas no podría negarme que en su mayoría no son una herramienta de inferencia estadística, sino de propaganda partidista.
Ya lo decía en mi colaboración del 14 de febrero pasado, “¿Delfina gobernadora?”:
«Quién haya estado haciendo las veces de operador político –mapache electoral, le llaman en mi pueblo- no podría desdeñar la vocación de movilización y condicionamiento selectivo del votante medio que cualquier partido posee en los ayuntamientos y juntas auxiliares donde gobierna».
No por nada Morena está inflando el padrón del Edomex contra el PRI, el mismo partido que hace décadas lo practicaba con esmero. Estamos frente a un caso de éxito donde el alumno salió más vivo que el maestro.
Por Enrique Huerta