Mujeres al pie de la lucha

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El 8 de marzo es el recordatorio de la lucha de las mujeres a una vida libre de violencia, acceso a la justicia y educación, al pago igualitario en el ámbito profesional, a ejercer su sexualidad con responsabilidad y asumir las riendas de su vida sin la presión social de que una pareja y/o los hijos son necesarios para alcanzar la felicidad.

Lamentablemente el Covid-19 potencializó la vulnerabilidad de niñas y mujeres a ser víctimas de la violencia en el espacio privado y por personas cercanas a ellas, así lo revela el análisis del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia al corte del 28 de febrero 2022.

En los últimos 14 meses brindaron atención a 119 mil mujeres en todo el país, de los cuales, 7 mil reportes están relacionados con ciberdelitos, mientras que los casos de violencia familiar aumentaron 106 por ciento, al pasar de 2 mil 585 a 5 mil 32.

Las estadísticas sobre Puebla arrojan que en 2020 sumaron 717 atenciones; en 2021, la cifra se elevó a mil 724 y tan solo entre enero y febrero de este año, ya suman 201 casos.

En 2020, el confinamiento por la pandemia generó un incremento en las solicitudes de ayuda, siendo abril y junio los meses más cruentos. En 2021, el mayor ascenso fueron los meses de septiembre, noviembre y mayo, respectivamente. Y en el arranque de este 2022, el mes de enero arroja 112 asesorías.

En el reporte del Consejo sobre las edades de las poblanas: 41.3 por ciento fue de 18 a 30 años de edad, 21.4 por ciento menores de 18 años, 17 por ciento de 31 a 40 años, 9.4 por ciento de 41 a 50 años, 5.5 por ciento de 51 a 60 años y 4.4 por ciento más de 60 años.

El principal canal de comunicación para solicitar ayuda fue 59 por cientovía WhatsApp y 39.3 por ciento llamada telefónica. El 43 por ciento de las mujeres solicitaron apoyo psicológico, 13.8 por ciento fue por el delito de extorsión, 11.1 por ciento orientación jurídica, 9.4 por ciento por intentos de suicidio, 6.9 por ciento por violencia familiar, 3.3 por ciento por sextorsión, 1.8 por ciento maltrato infantil, 1.2 por ciento por Covid-19 y 1.0 por ciento otros delitos.

En lo que respecta a los ciberdelitos: en 2020 fueron 27 casos;en 2021, 124 (con picos en los meses de septiembre y octubre) y 2022 suman 39. El 76.1 por ciento de las víctimas fueron mujeres y el grupo más agraviado fueron de 18 a 30 años seguidas de 31 a 40 años de edad.

La extorsión por imágenes sexuales abarcaron 53.2 por ciento de los reportes mientras que el resto de los reportes están relacionados con fraudes por aplicación, ciberacoso, fraude amoroso, robo de identidad y phishing.

Sobre las llamadas por violencia familiar suman 36 reportes en 2020, 118 en 2021 y 14 en 2022. La víctima se comunicó con el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia en 88.6 por ciento de los casos mientras que 6.8 por ciento el caso fue reportado por un familiar (hermano, amistad, conocido, hijo o padres). El 45.5 por ciento fueron poblanas de 18 a 30 años de edad y 34.8 por ciento entre 31 a 40 años.

Los reportes sobre la violencia ejercida: 79.5 por ciento está relacionada con más de un tipo de violencia y 83.3 por ciento mencionó haber sufrido violencia psicológica, seguida de agresiones físicas 81.8 por ciento, económica 33.3 por ciento, patrimonial 14.4 por ciento y sexual 9.1 por ciento.

Y basadas en las estadísticas del consejo se reafirma que la mayoría de las mujeres vive bajo el mismo techo que el agresor: Cónyuge 51.5 por ciento, concubino 17.4 por ciento, ex pareja 17.4 por ciento, hermano 4.5 por ciento, novio 3.8 por ciento, padre/madre/hijo 1.6 por ciento.

Un dato relevante es que la violencia de género en México se extendió hasta el espacio laboral. Las mujeres buscaron apoyo emocional por estrés relacionado con el trabajo en 26 por ciento de los casi mil 200 reportes entre 2020 a 2022.

Aunque el gobierno de México tiene una deuda histórica con las víctimas de violación y feminicidio, la sociedad tiene la obligación de pelear contra el machismo enseñando a las nuevas generaciones a que la mujer construye su felicidad con amor propio, respeto por sí misma, defiende su dignidad, cultiva relaciones sanas y aprende a levantarse de las caídas –nada que resulte imposible–.

Por Patricia Estrada