ESPECIAL: Huaquechula, los altares que no veremos este 2020

428
Las familias reciben a sus fieles difuntos con altares catalogados como Patrimonio Cultural Inmaterial del estado de Puebla en 1997. // Foto Internet

Por Erika González

La pandemia por Covid- 19 cambió la celebración de las festividades y tradiciones alrededor del mundo.

En Puebla, el municipio de Huaquechula se quedará sin la visita acostumbrada de los turistas a los hogares de quienes en el último año perdieron a un ser querido, pero que son recordados con magnificencia. Este año sumaron 35 personas fallecidas.

No obstante, las cifras oficiales de las víctimas por Covid-19, dan cuenta de 1 caso activo, 30 acumulados y 5 personas muertas.

Pero con o sin pandemia, con o sin crisis económica, las familias reciben a sus fieles difuntos con altares catalogados como Patrimonio Cultural Inmaterial del estado de Puebla en 1997.

¿Qué hace especiales estas ofrendas?

Su peculiaridad recae en la estructura monumental, tamaño y su hermoso tono blanco derivado de las telas raso, flores blancas, la luz de las ceras (artesanalmente escamadas para esta temporada) la comida, la mezcla de olores entre el copal y el incienso, el pan de muerto hecho en hornos de leña y la imprescindible flor de cempasúchil, que además de vestir el altar, es deshojada para marcar el camino a la ofrenda.

De acuerdo a Silverio Reyes Sarmiento, cronista de Huaquechula, el primer nivel del altar representa el mundo terrenal, en éste se ubica la foto del familiar fallecido reflejada en un espejo, por lo que se le ve indirectamente.

Para algunos lugareños el espejo representa la entrada al inframundo. En torno a la foto se reparten alimentos y objetos afines al difunto cuando éste vivía.

La imagen del finado suele estar flanqueada por figurillas de cerámica conocidas como “lloroncitos”, que representan a los deudos sufrientes y cuyo origen también es prehispánico. De igual forma encontramos canastillas de flores y animalitos de azúcar conocidos como “alfeñiques”, que se ofrendan especialmente a los llamados “muertos chiquitos”, los niños difuntos.

El segundo nivel representa el cielo, en donde es posible reconocer angelitos y a la Virgen María. La tela de satín blanco suele estar dispuesta en forma de pliegues que semejan nubes. La modernidad ha llevado a sustituir las velas por luces de neón blancas.

El tercer nivel simboliza la cúspide celestial, con la presencia invariable de un crucifijo que preside desde lo alto toda la estructura, rematando un espectáculo visual de indudable belleza.

Sobre el piso se colocan el copal y el incienso en ahumadores de barro y las flores de Cempasúchil. La fragancia de los primeros, subliman la oración o alabanza y se usan para limpiar el lugar de los malos espíritus y evitar peligro alguno a quienes regresan a su casa, mientras que las flores de cempasúchil, marcan los caminos que guían al alma hasta su altar.

¿Cuánta derrama económica genera a Huaquechula?

Carlos Ismael Vargas, director de Turismo de Huaquechula, indicó a Oro Noticias que esta temporada suele dejar al municipio, una derrama económica de 3 millones de pesos, con la visita de 80 mil turistas.

La gente generosamente comparte con los visitantes tamales o un plato con mole y arroz acompañado de tortillas echas a mano y champurrado, café o chocolate. En agradecimiento por la visita suele dejarse una cera a los anfitriones.

Bajo el lema “Si no te recibo es porque te quiero y me quiero” las autoridades municipales anunciaron la cancelación de toda actividad turística de la temporada de Todos Santos, con el fin de obedecer los decretos establecidos por el Gobierno del Estado para disminuir el riesgo de contagio y propagación del coronavirus.

Te recomendamos