Popocatépetl: Urgen actualización de protocolos a nuevos pobladores

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Foto: Agencia EsImagen.

A la par del monitoreo de la actividad del volcán Popocatépetl se deben tomar en cuenta los cambios que han habido en los últimos 20 años en la zona del Izta-Popo, como los nuevos asentamientos urbanos e industriales, así como que la generación de adultos jóvenes nacidos en 2001 no tienen la experiencia de la evacuación de años atrás, coincidieron especialistas de la UNAM y del Cupreder de la BUAP.

Alejandra López García del Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cupreder) de la BUAP consideró que no se ha logrado aprovechar la experiencia de las evacuaciones de 1994 o del 2000, es decir, ante los últimos eventos del volcán se reacciona a la emergencia, pero se ha perdido una gestión constante del riesgo.

Además, a las nuevas generaciones de pobladores se suma el incremento “exorbitante” de asentamientos urbanos que no existían en el 94 –cuando despertó el volcán– y en el 2000, cuando se tuvo que evacuar a los pobladores.

“Hay un montón de gente nueva que ha llegado a vivir en el volcán y entonces no hablamos sólo de los pobladores de las comunidades más antiguas del volcán, sino de estos asentamientos urbanos de riesgo moderado que conforman los aspectos sociales de la vulnerabilidad frente al volcán”, apuntó.

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Por lo anterior, consideró que estas condiciones ameritan una planificación que se renueve de manera constante y en la que se contemplen estos cambios “importantes de comprender” junto a la evolución eruptiva, la cual se encargan los científicos.

Sin embargo, resaltó que tomar en cuenta la vulnerabilidad de los pobladores va a definir la pertinencia o no de los planes de emergencia, sobre todo, porque a lo largo de 20 años se ha visto en la zona un proceso de industrialización impresionante.

Ana Lilia Martín del Pozzo, integrante del Instituto de Geofísica de la universidad Nacional Autónoma de México y parte del Comité Científico Asesor, coincidió en lo expuesto por López García al mencionar que han notado un crecimiento en poblaciones como La Venta y Buenavista, asentamientos que inclusive están más cerca que Xalitzintla, una de las zonas consideradas de las de mayor peligro en actividad volcánica, así como la presencia de un gasoducto en la región.

La especialista de la UNAM mostró un análisis de la ceniza que ha caído en los últimos días, la cual es diferente cada día, diferenciadas por la cantidad de gas que contiene.

Además explicó que mantienen un monitoreo de la actividad sísmica, así como un análisis constante de los aspectos bioquímicos y magnéticos.

En este sentido, señaló que la incandescencia mostrada por el volcán “no es algo nuevo” y que a pesar de la emisión de ceniza, no se han registrado columnas tan altas en el coloso, por lo cual no se prevé una situación de alarma como en otros años.

Afectaciones en la salud

En cuanto a los efectos en la salud, Martín del Pozo explicó que los principales son irritación de los ojos, tos, respiración corta, dolor de garganta, irritación de la piel, síntomas como la gripe, congestión nasal, flema, estrés, fatiga, dolor de cabeza y escurrimiento nasal, lo cual celebró que las dependencias de salud consideren hacer más estudios al respecto.

En una gráfica que presentó durante su intervención se observó que la población entre 40 y 59 años de edad son más susceptibles a la irritación de los ojos, seguidos por el grupo de entre 25 y 39 años de edad.

La tos afecta, en cambio, a los menores de entre 13 y 17 años de edad y la irritación de la piel a los adultos de más de 60 años de edad, al igual que el estrés y la fatiga.

Por Guadalupe Juárez
Editora: Brenda Balderas

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