¿Puebla, rehén de cárteles?

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Más de medio país se ha teñido de sangre en los primeros meses del año, pero entre el 3 y 10 de marzo dos masacres sorprendieron a la entidad –Ciudad Serdán y Atlixco- con saldo de 15 muertos. Atrás quedó la idea de que los narcos tenían a sus familias fuera de territorios en disputa. Hoy, Puebla es parte de la lucha encarnizada por el control de las actividades criminales, reconocido por la Fiscalía General del Estado.

El pasado 11 de marzo Contraréplica Puebla publicó que el multihomicidio en Atlixco de 10 personas -incluidos dos niños con el tiro de gracia- está relacionado con el alojamiento de la delincuencia desde hace cinco años en ese pueblo mágico.

La reportera Guadalupe Juárez escribió que de acuerdo con los informes de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en el municipio prevalece la presencia de “Los Rojos”, una célula delictiva que concentra sus operaciones en Morelos, pero que ha registrado actividad en la mixteca poblana.

En 2020, la SSP informó que había detectado la operación de un grupo denominado La Familia Mexicana, la cual operaba en el municipio desde hace seis años en Atlixco, dedicados al narcomenudeo, la extorsión y al robo de tiendas de conveniencia.

Otro grupo, cuya presencia confirmó la SSP se mantenía hasta 2021, es el de los “Sureños Crazy”, detectada como una de las principales generadoras de violencia en el municipio atlixquense, dedicada a la distribución de cristal, mismo que enviaban a otros puntos del país.

Además, identificaron operaciones de una banda llamada “Los Pelones”, la cual operaba en el centro de Atlixco, Metepec, Valle del Sur y Guadalupe Victoria.

La violencia es resultado del antagonismo entre cárteles que no reparan en matar a mujeres y niños cuando se trata de arrebatar el dominio de las drogas. Es verdad que México arrastra un profundo problema de inseguridad, pero la bizarra política lopezobradorista de “abrazos y no balazos” hunde más al país.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reveló que en 2021 fueron abiertas 10 carpetas de investigación cada 60 minutos por el delito de narcomenudeo. Los estados de Guanajuato, Baja California, Coahuila, Chihuahua y Ciudad de México concentraron el 60 por ciento de la incidencia nacional y en consecuencia el mayor número de homicidios dolosos.

Junto al auge del narcomenudeo está el uso de armas entre menores de edad, a quienes los grupos delictivos han reclutado para ‘halconear’ o mover la droga dentro de su entorno social. De acuerdo con el estudio “Voces-19” elaborado por el Population Council de México en colaboración con otras instituciones, la pandemia de Covid-19 aumentó 18 por ciento consumo de opioides entre adolescentes y 21 por ciento de mariguana entre jóvenes; por si fuera poco, en ambos sectores aumentó 14 por ciento el consumo de alcohol.

Drogas + armas + alcohol + homicidios tienen su base en la violencia dentro del hogar. El 43 por ciento de los adolescentes y jóvenes vivió algún tipo de maltrato físico, psicológico y sexual en su casa mientras que el 28 por ciento percibió recrudecimiento de agresiones en los meses de confinamiento. Es justo aquí donde los narcomenudistas encuentran campo fértil, colocando las drogas más peligrosas con alto poder de adicción en manos de más consumidores ávidos de experimentar letargo, ansiedad, elevación de la presión sanguínea y euforia. Nunca se detendrá este creciente mercado de oferta y demanda, pero el gobierno tiene la obligación de combatir el narcomenudeo sin tregua.

Por Patricia Estrada