Quiebra Cruz Roja Tehuacán

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En quiebra técnica se encuentra la delegación de la Cruz Roja en Tehuacán, luego de un contrato de arrendamiento firmado el pasado 1 de enero que deja a la institución sin servicios de primeros auxilios, enfermeros y médicos.

El contrato que fue avalado por el delegado estatal José Manuel Cervantes –quien lleva 11 años en el puesto– y dos médicos más, se extiende hasta el 31 de diciembre del 2036; el cual consiste en la entrega del edificio, mobiliario y equipo médico por una renta mensual de 150 mil pesos.

En el mejor de los casos prestarán los servicios de ambulancias –subrogado a favor del ISSSTEP– con siete vehículos, cuyos modelos tienen más de 10 años de antigüedad. En esta reingeniería interna, las placas de los donadores quedaron ocultas bajo las paredes de tablaroca, así finaliza la era de quienes aportaron y apoyaron las causas humanitarias de la Cruz Roja.

Menos del 20 por ciento de la superficie total de la delegación será utilizada para oficinas de administración, salas de capacitación, área de descanso y patio para el resguardo de ambulancias.

Los arrendadores originarios de Oaxaca se dedican a los servicios de hemodiálisis con dos clínicas en Tehuacán y todo apunta a que la delegación de la Cruz Roja en su concepto original llegó a su fin.

La gente que integró el consejo la primera década (2000-2010) es la que levantó a la institución. Sus esfuerzos hoy se ven mermados por una política de negocios más que de objetivos médicos. Los problemas financieros obligaron a cancelar el servicio de hospitalización ya que a decir del presidente de la delegación, Leonardo Fernando Merino Pulido, era insostenible el costo de la nómina.

La Cruz Roja no recibe ningún tipo de apoyo gubernamental porque financia sus actividades con la colecta anual y altruismo privado; no obstante, los gastos rebasan por mucho el mantenimiento de las ambulancias, la gasolina, los sueldos de paramédicos y la compra de insumos para brindar más de 3 mil servicios anuales.

La pandemia por Covid-19 también generó el encarecimiento de los servicios de Cruz Roja y por si fuera poco, el cierre de las actividades económicas motivó la suspensión de todos los eventos para la captación de recursos económicos de la institución, desde la colecta hasta rifas y torneos anuales.

Los esfuerzos para convencer a la gente de realizar sus aportaciones con eventos virtuales no tuvieron el impacto deseado, así que los ingresos y gastos se volvieron incompatibles. Con las finanzas comprometidas fueron disminuidas las operaciones en sus bases de socorro.

Aquella campaña tan mediática: Y a la Cruz Roja ¿Quién la ayuda?, cobra relevancia cuando en el país la filantropía no está en el chip de los mexicanos, a menos que vivamos contingencias por lluvias o sismos. Las campañas de redondeo son una alternativa, aunque no siempre la gente se convence de aportar sus centavos en causas sociales.

Falta sensibilizar a México sobre la relevancia de tener el servicio alternativo de la Cruz Roja Mexicana porque a este ritmo de desaceleración otras sedes tendrán el mismo destino.

Por Patricia Estrada