Remates inmobiliarios, una oportunidad de negocio

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Remates Inmobiliarios

Los remates inmobiliarios son subastas de inmuebles para su venta al mejor postor. En este caso, el proceso está guiado por un juez, ya que se inicia por la insolvencia del deudor quien no es capaz de saldar la deuda contraída.

En algunas ocasiones, el deudor ha aportado como garantía de pago un bien inmueble, lo que implica la posibilidad de perderlo en caso de no saldar la deuda. Cuando esto ocurre, el juez da orden de subastar esa propiedad para que el impago se resuelva. De esta manera, el remate es el final de un proceso judicial iniciado por la institución financiera que reclame el cobro de un préstamo.

En los últimos años, estos remates inmobiliarios han aumentado de manera considerable. Según los datos aportados por Zéndere, en México existen unas 500 mil viviendas adjudicadas. Esta cantidad, además, no para de crecer debido al incremento de los impagos de créditos hipotecarios concedidos por los bancos, entre otras circunstancias.

Qué debe saber sobre los remates inmobiliarios

El primer aspecto que se debe tener en cuenta sobre los remates inmobiliarios es que se trata de un proceso largo. En general, desde su inicio a su conclusión pasan, al menos, 24 meses. Por ese motivo, los expertos consideran que debe ser considerado como una inversión a largo plazo.

En este tipo de operaciones se han producido bastantes casos de fraude. Para evitarlos hay que fijarse en algunas señales que pueden poner sobre aviso al inversor. La primera es la petición de algún anticipo para empezar los trámites, algo que nunca ocurre con las ofertas reales.

Además, es imprescindible investigar la empresa que ofrece el remate para asegurarse de que existe realmente. Esa misma empresa realizará un informe crediticio del interesado y no se debe confiar en las que no lo hagan

Dada la complejidad judicial del proceso es casi obligatorio contratar a un abogado que oriente sobre el procedimiento e informe acerca de los posibles gastos en impuestos.

Otra opción para evitar problemas es acudir a algún lugar donde empresas especializadas oferten su cartera remates inmobiliarios, como puede ser el caso de Vivanuncios. Usualmente, si visitas estos sitios, podrás identificar a las empresas que invierten para aparecer como patrocinadas, y, en su mayoría, estas son empresas con cierto nivel de reputación.

Algunos tipos de remates

Los interesados en los remates inmobiliarios, sobre todo si no se tienen conocimientos previos sobre el tema, van a encontrarse con algunos aspectos que pueden resultar confusos. Por esa causa, contar con asesoramiento legal o con la intermediación de alguna empresa es fundamental.

Una de las cosas a tener en cuenta es que no existe un solo tipo de remate, sino que se dividen en varias categorías. Los primeros son los remates bancarios, que se producen cuando la deuda del propietario del inmueble es con un banco y es este quien asume la propiedad de la vivienda. En este caso, es la entidad la que promueve la subasta y transfiere los derechos al nuevo comprador.

El segundo tipo son los remates judiciales, en los que es un tribunal el que dirige el proceso de puja. Estas subastas pueden ser de dos clases: las  amistosa y las judiciales. Los remates litigosos, por su parte, deben contar con un notario que acredite el proceso. En este caso, se compra la deuda que el acreedor mantenga con la entidad bancaria, incluida la garantía hipotecaria.

Una gran oportunidad de inversión

Aunque no están exentos de riesgos, los remates inmobiliarios pueden convertirse en una estupenda oportunidad para invertir o aumentar el patrimonio.

Entre sus ventajas destaca la posibilidad de adquirir inmuebles en zonas de alto nivel a precios por debajo del de mercado. Según algunos estudios, esa rebaja puede alcanzar un 40% del valor real. Si más tarde se vende a su precio comercial normal, que no para de crecer, la operación es claramente una inversión muy interesante, con rentabilidades que pueden llegar hasta el 30%.

Estas cifras convierten a los remates inmobiliarios en un tipo de inversión con rendimientos bastante superiores a los instrumentos de inversión más tradicionales, incluidos la bolsa de valores o los productos bancarios. Por otra parte, si la operación ha sido bien desarrollada con la ayuda de empresas especializadas, el riesgo es más reducido que en otro tipo de inversiones.

Sin embargo, antes de embarcarse en una operación de este tipo hay que tener en cuenta que muchos remates están en proceso de litigio. Entre otros aspectos, esto implica que no se pueden adquirir con un crédito hipotecario, por lo que el inversor debe contar con el dinero necesario para cubrir el coste completo de la propiedad.

Además, los inversores van a tener que asumir otros gastos asociados al proceso. Entre estos se encuentran los notariales y el asesoramiento legal por parte de abogados. Igualmente,  no es extraño que los inmuebles necesiten algún tipo de mejoras, lo que va a incrementar el precio de la inversión.