Tomate unas vacaciones, tu alma te lo pide

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El vacío se debe de convertir en un lugar nuevo para crear y crecer. Tengamos la tierra fértil, vacía y lista para sembrar y cultivar con el tiempo los frutos que queramos. // Foto Internet.

Por Emerson Mejía

Cuando hablamos de vacaciones pensamos en distraernos, salir a la playa o turistear. Pensamos en estar fuera de la rutina diaria y alejarnos del estrés lo más que se pueda.

Los que son papás se asustan y antes de que sus hijos salgan de vacaciones ya se encuentran con más estrés porque se preguntan ¿ahora qué voy a hacer con mis hijos en casa? ¿A dónde los voy a llevar? Y de inmediato lo primero que se viene a la mente es “los voy a meter a clases particulares de inglés o los voy a meter a un campamento o curso de verano”. O nos surge la necesidad de hacer actividades domesticas, “Tengo que arreglar esto, tengo que arreglar lo otro”. Y así buscamos llenar el vacío de actividades diarias que empiezan a producir las vacaciones. ¡Vaya problema! Y no se trata de hacer cosas sino de la actitud y pensamientos negativos que esto provoca.

Yo les pregunto ¿por qué tanto estrés por hacer cosas? ¿Por qué pensamos que si dejo de hacer algo lo debo de llenar o remplazar inmediatamente, ya sea material o con una actividad?

Todo esto nos llena de más estrés y las vacaciones en vez de ser algo placentero se convierten en algo desagradable. Uno deseando descansar y parece que nos dicen -no descanses-. Como decía el actor de cine de oro mexicano José Antonio Hipólito Espino Mora, Clavillazo , “tranquilos, la cosa es calmada”.

Tómense un descanso, esta es mi propuesta. ¿Y si en las vacaciones nos convertimos en un simple testigo de lo que está a nuestro alrededor? ¿Y si usamos las vacaciones para vaciarnos de toda esa basura de pensamientos y sentimientos tontos que nos provocan estrés y que cargamos como un costal todo los días? ¿Y si aprovechamos las vacaciones para conocernos más y darnos cuenta de lo esencial de nuestro corazón? Y es que tomarnos un break nos ayudará a limpiar nuestra alma.

Imaginemos lo siguiente. Nuestra alma y nuestra mente es un terreno fértil, es esa tierra hermosa en donde todo lo que le sembremos crecerá perfectamente. Ahora veamos lo siguiente, si le siembro pensamientos positivos, ideas creativas, autoestima, pensamientos de amor, información que me haga crecer como humano, como profesional, como persona, como mejor pareja, padre o madre, etcétera, entonces estoy creando un desarrollo muy positivo en esa tierra.

Sin embargo muchas veces, en nuestro caminar por la vida, no le prestamos atención a lo que le vamos sembrando día con día. En repetidas ocasiones tiramos en nuestra tierra fértil semillas negativas que solamente van a crear más raíces secas, basura e hierba que no deja crecer los valores positivos. Me refiero sin duda a las mentiras, envidias, ira, chismes, literatura negativa, pensamientos negativos, noticias falsas, actividades depresivas, etcétera. Y créanme, todo esto se desarrolla rápido y sin que nos demos cuenta.

Foto: Internet.

En vacaciones busquemos vaciar nuestra alma y mente de todos esos aspectos negativos, hallemos el vacío fértil. Esto significa vaciar todo lo malo para después sembrar todo lo positivo que queremos en nuestras vidas. El vacío se debe de convertir en un lugar nuevo para crear y crecer. Tengamos la tierra fértil, vacía y lista para sembrar y cosechar con el tiempo los frutos que queramos. Aquí se encuentra la elección. Y es que todos los días podemos elegir ser mejores, todo lo que está dañado se puede reparar con amor. Hay que aceptarnos tal como somos, ser consientes de nuestras virtudes para potenciarlas, y de nuestros defectos para arrancarlas de nuestra vida y crecer mejorando. Y es que sí es posible cambiar, y es que sí es posible ser mejores.

Si aprendes a vaciarte encontraras un terreno fértil para sembrar momentos maravillosos con tu familia y seres queridos. Sin duda crecerás internamente como nunca te imaginaste hacerlo. Es simple, elige como quieres ser.

Ten fe y confianza, aquí y ahora.

Soy Emerson Mejía López