El presidente Andrés Manuel López Obrador se preparaba este domingo para la votación de la Reforma Eléctrica, mientras que la mayoría de los mexicanos disfrutaba de las albercas para refrescarse del incesante calor primaveral.
Dos realidades contrastantes de un país que ha ido relajando sus protocolos antiCovid-19 ante la disminución de hospitalizados y defunciones, pero que refleja el profundo desinterés ciudadano hacia los asuntos más importantes de la agenda nacional.
Con excepción del “círculo rojo”, analistas políticos, periodistas y ciudadanos informados, el asueto de Semana Santa fue la oportunidad de las familias para desconectarse de las noticias, de modo que la faramalla de los diputados de dormir sobre sus colchonetas en el recinto legislativo no tuvo mayor impacto mediático.
Es innegable que el presidente recibió el segundo mayor espaldarazo después de su triunfo en 2018, y con casi 17 millones de votos obtenidos en la consulta popular de Revocación de Mandato –el 10 de abril– demostró que el grueso de la población seguirá confiando en sus propósitos de transformación.
Por esa razón en una de las votaciones parlamentarias de mayor trascendencia para México, los incondicionales a López Obrador desconocían o ignoraban que su Reforma Energética era la apuesta a crear plantas generadoras más contaminantes y caras con grave repercusión en las tarifas de luz, pérdida de competitividad con otras economías y riesgo de litigios internacionales con impacto a las finanzas públicas, a pesar de que los aplaudidores de la reforma defendieron que la CFE pretendía imponer un tope de participación a la iniciativa privada para vigilar a la energía como recurso estratégico del país.
La realidad es que López Obrador con sus contados aciertos, grandes errores y derrotas políticas sigue cabalgando firme, nadie lo detiene para enfrentar nuevas batallas y al mismo tiempo preparando la ruta de la sucesión, a sus tiempos, a su modo, estilo y conveniencia.
REMATE: “Sabotearon” al PRI municipal
En el Comité Directivo Municipal del PRI hubo una especie de operación-sabotaje porque al nuevo presidente Sebastián Hernández Orozco le dejaron un auténtico basurero en varias instalaciones propiedad del partido.
Humberto Fernández de Lara dirigió el comité municipal durante el año de la pandemia 2020-2021, pero en ese breve tiempo permitió que los tres polideportivos ubicados en las colonias Gonzalo Bautista, La Popular y Xonaca fueran ocupados para la organización de auténticos bacanales.
Respecto a la documentación partidista, desapareció el dato de las secciones electorales que dan peso y forma a la militancia de la ciudad de Puebla. ¿Qué viene para Sebastián? Empezar de cero y revisar cada una de las más de 700 secciones electorales que se tenían registradas en 2018 para comprobar que éstas se mantienen vigentes y leales al tricolor.
Por Patricia Estrada
